<< | Índex | >> La BanderaLa heráldica de la Bandera Real ha tenido fuerza hasta 1978, cuando los blaveros embadurnaron su color en todas partes -incluso en los escudos, hecho imposible heráldicamente, desde el escudo de la Cámara Oficial de Comercio y Navegación hasta el del València CF- en un intento de oponerse a la inminente democratización y recuperación nacional valenciana. La presunta Señera de València con azul no tiene ninguna documentación escrita anterior a 1876: cuando se hace el funeral conmemorativo del 600 aniversario de Jaime I de Aragón, la llevan a la Catedral. Pero no es la misma de 1838: bastan dos personas para sostener las puntas, por lo que ha pasado a ser bipartida, no bocelada como el Pendón de la Conquista. La Señera Real de Valencia documentada hasta 1838, bocelada y con cuatro barras de grana más estrechas que el fondo dorado, no es la misma que la presunta Señera documentada a partir de 1876, bipartida y -son los primeros testigos gráficos- con un peculiar aumento gris-azulado junto al asta, que tiene una cenefa dorada encima, y una franja roja paralela con una especie de murones, además de las cuatro barras rojas igual de anchas que las doradas. Sin embargo, esto no quiere decir que la presunta Senyera sea de 1876: los tejidos, palo y murciélago de plata que la forman son más antiguos. Pero cada elemento tiene una datación diferente, y en conjunto son un montaje en torno a la mitad del s. XIX, como mucho. La Bandera Real auténtica debía ser muy usada, sobre todo en la parte de los cuatro faldones, y, en una incompetente restauración -a la que no fue ajeno el cronista Vicente Boix-, se le suprimió toda la parte inferior -se repartieron los trozos: uno se encuentra en la Biblioteca de Vilanova y la Geltrú-, y, por analogía con las Banderas Reales del Salón de Cortes, se le dio forma bipartida (los cuatro faldones pasaron a dos). También se debía igualar la anchura de las barras de grana y de oro. Pero con todas estas operaciones, la Señera Real les quedó corta y pequeña. Y entonces, aquellos señores, con toda la inocencia, y siguiendo una costumbre del neogótico entonces imperante, unieron la bandera al palo mediante un trozo de paño claro -gris azulado originariamente, azul claro en las pinturas y reproducciones posteriores-, y cubrieron las costuras con la franja roja de los murones. No se les puede culpar: para ellos, la Señera Real seguía siendo dorada y roja, aunque bipartida (y no bocelada): el añadido no formaba parte. Pero pasaron los años y, para algunos, lo añadido se convertiría en algo más importante que lo principal. Pocos años después de este añadido, las voces más respetadas de la Renaixença valenciana reivindicaban la señera cuatribarrada: -[1877] Vicent Wenceslao Querol, poema Patria, Fides, Amor, incluido dentro de las Rimas catalanas. Antologia de poetes valencians II: El segle XIX. Edición, selección y estudio al cuidado de Eduard J. Verger. València: Ediciones Alfons el Magnànim (1984). Mai com avui que Espanya obira envergonyida / trencats corona i ceptre, brut son mantell de fang, / sos fills en lluita infame, i es veu menyspreada i sola, / mai com avui n’és digne qui el gonfanó tremola ab les barres de sang. Nunca como hoy que España vislumbra avergonzada / rotos corona y cetro, sucio de barro su manto, / sus hijos en lucha infame, y se ve despreciada y sola, / nunca como hoy es digno quien el gonfalón tiembla con, de sangre, las barras. -[1885] Teodor Llorente, poema A mon llibre, incluido dentro del Llibret de versos. En la estrofa que sigue, el autor pone en boca de su libro unas frases destinadas al lector. Antologia de poetes valencians II: El segle XIX. Edición, selección y estudio al cuidado de Eduard J. Verger. València: Ediciones Alfons el Magnànim (1984). Vinc a parlar-te de les teues coses, / i, com pregó ben clar del meu sentit, / porte les quatre barres sanguinoses / i el Rat-Penat al pit. Vengo a hablarte de tus cosas, / y, como pregón bien claro de mi manera, / llevo las cuatro barras sanguinolientas / y el Murciélago en la pechera. -[Finales del XIX] Rafael Ferrer y Bigné [València 1836 – 1892. Poeta, periodista i miembro fundador de Lo Rat Penat], poema Lo Rat Penat. Antologia de poetes valencians II: El segle XIX. Edición, selección i estudio al cuidado de Eduard J. Verger. València: Ediciones Alfons el Magnànim (1984). València per a en Jaume! Així ho pregona / la senyera del rei en la ciutat. / Du barres d’Aragó, mes la corona / té dalt un símbol nou: lo Rat Penat. Valencia para don Jaime! Así lo pregona / la señera del rey en el municipio / Lleva barras de Aragón, más la corona / tiene arriba un símbolo nuevo: el Murciélago. Los valencianistas, sin embargo, no reconocieron nunca el añadido: en 1885 Teodor Llorente publica su Libret de versos y en la poesía A la Senyera dice: drap gloriós d'or y de grana / que corona el Rat penat [paño glorioso de oro y de grana / que corona el murciélago]. Para él el azul no existe. Los testigos pueden multiplicarse fácilmente: Constantí Llombart (los pals... grochs y vermells [los palos... amarillos y rojos]), Eduard Martínez Ferrando (la magnífica oriflama), Vicent Tomàs i Martí (un llaurador amb la bandera dels quatre pals rojos en camper daurat [un labrador con la bandera de los cuatro palos rojos en campo dorado]), Carles Salvador (penó sang-i-barrat; banderes barrades; una Senyera daurada i vermella; Senyera feta amb roigs i grocs; els roigs i els grocs de senyeres -sang bullent i caliu d'ors- [pendón sangre-barrado; banderas barradas; una Señera dorada y roja; Señera hecha con rojos y amarillos; los rojos y los amarillos de señeras -sangre hirviendo y calor de oros-]), Miquel Duran i Tortajada (ensenyes... barrades [enseñas... barradas]), y en especial Guillem Renat (Josep Giner): ... s'ha conservat el costum vuitcentista d'unir la bandera al pal mitjançant un tros de drap de color, generalment blavós... A València els valencianistes provincians creuen que la llista de color serveix per diferenciar la bandera valenciana de la catalana. Els pobrets no saben ni com era la bandera valenciana medieval! Centenars de vegades està escrit... que la bandera valenciana són quatre pals sobre camp d'or. Per a res s'aludeix a cap color més... Cal usar la bandera valenciana sense dibuixets ni flocs, ni pols, ni cap afegitó més o menys blavós... [... se ha conservado la costumbre decimonónica de unir la bandera al palo mediante un trozo de paño de color, generalmente azulado...en València los valencianistas provincianos creen que la lista de color sirve para diferenciar la bandera valenciana de la catalana. Los pobrecitos no saben ni cómo era la bandera valenciana medieval! Cientos de veces está escrito... que la bandera valenciana son cuatro palos sobre campo de oro. Para nada se alude a ningún color más... Hay que usar la bandera valenciana sin dibujitos ni copos, ni polos, ni ningún añadido más o menos azulado...] (1933) Además, esta presunta Señera con el añadido azulado ha tenido una existencia desgraciada. Salvo las actuaciones propias de la ciudad de València, ha sido a menudo llevada a Madrid sin protocolo y como comparsa de celebraciones nada adecuadas con lo que se le quiere hacer representar:
Disponemos, en fin, de un testigo excepcional, casi contemporáneo de los hechos, que atestigua claramente que la franja azul (o grisácea) es un añadido del s. XIX. Es un poemita del escritor novecentista valenciano Lluís Cebrian (València 1851-1934), que recoge el volumen antológico de uno de los padres de la Renaixença valenciana, y fundador de "Lo Rat Penat", Constantí Llombart, Los Fills de la Morta-Viva (València. Imprenta de Emili Pascual, Editor. 1878. Pp. 630-1) [lo reproducimos en la ortografía original y acompañádo de una traducción más o menos literal]:
A LA SENYERA DE LA CIUTAT
Hi ha qui diu qu'entusiasme no sent huí
A LA SEÑERA DE LA CIUDAD
Hay quien dice que entusiasmo no siente hoy aquí Notamos como aquí se nos habla de que la bandera originaria se le han añadido empedrados, y fuentes, y luces sin fin . Esta intención tendría pues originariamente (y muy inocentemente) la franja azul (o grisácea). Precisamente dar brillo a la parte más importante, aquella que los blaveros posteriormente han despreciado: las cuatro barras. Por ello, no imitaría ninguna corona, como algunos han dicho, sino más bien sería un diseño artístico que haría referencia a piedras preciosas que de esta manera ornarían el núcleo originario cuatribarrado de la bandera. Antes, incluso lo clarifica Cebrián mucho más en decir de la bandera que son tons brodats de un novell fer (son tus bordados de un novel hacer), y más adelante también, al decir que la bandera originaria cuatribarrada hermosa y moderna es vá refer (hermosa y moderna se rehizo). No tenemos una fecha precisa de la composición de este poema, pero si nos orientamos por la fecha de publicación de esta obra antológica de Constantí Llombart (1878), podemos deducir que el añadido azul o grisáceo a la bandera originaria, será de aquella época. Y mucho más claramente aún, disponemos de una prueba de esta modificación: Un pedacito de la señera cortada que le regaló en 1849 el Ayuntamiento de València al historiador Vicente Boix, que era propiedad particular del venerable valenciano Pere Maria Orts y Bosch y que éste donó al Ayuntamiento de València, cuya imagen adjuntamos aquí. Bajo el trozo de tela, podemos leer: Noble girón del pendón antiguo de Valencia que data desde el año 1240 regalado por el Excmo. Ayuntamiento de Valencia de 1849 a D. Vicente Boix. Esta sería, pues, a falta de otras pruebas más concretas, la fecha (o al menos, una fecha muy cercana) de la modificación de la primitiva señera de la ciudad de València, cortándole un trocito y añadiéndole la franja grisácea azulada que imitaba piedras preciosas que adornaban en cualquier caso la parte principal: las cuatro barras. Y ese trocito sería así mismo una prueba irrefutable de que tal modificación realmente se produjo. Diremos por último que, en cualquier caso, esta bandera de la que estamos hablando es la bandera de la ciudad de València. Evidentemente, muchos pueblos y ciudades del País Valenciano tienen su bandera propia, y es por tanto injusta la pretensión de los blaveros de imponer la bandera de una ciudad en todo el país. Sin embargo, como hemos demostrado, resulta que la bandera originaria de la ciudad de València (hasta el s. XIX) era, precisamente, la bandera cuatribarrada de la que ellos abominan. Pero es que hay más. Según el erudito valenciano Pere Maria Orts, en el Ayuntamiento de València se guardaban tres señeras:
El erudito valenciano Orts recoge aquí la opinión expresada un siglo antes por D.R. Vives Azpiroz en el Folleto escrito para justificar que la Bandera que pusieron los moros, para señal en la torre de Alí Bufat, no es la Real Bandera del Ejército conquistador de Valencia [València. Imp. de Juan Guix. 1882]. En este opúsculo, según indica su título, se dice básicamente que el Pendón de la Conquista (la bandera que ondeó en la torre de Alí Bufat, como se dice) no podía ser la bandera del ejército conquistador porque esta era de mucha más calidad que el Pendón, tejido con telas bastas, pues según la heráldica medieval, la bandera oficial de un ejército estaba tejida con telas de calidad. Se dice también, que ésta, de ninguna manera se podría ceder a los moros de València, ni que fuera para que la pusieran como señal de rendición (la cual fue la función básica del Pendón de la Conquista), porque en cualquier momento podían retenerla, y el ejército cristiano se hubiera quedado sin su más preciado símbolo. En las páginas 17-8 de este opúsculo, se describe a modo de resumen cuáles eran las banderas alojadas en el Ayuntamiento de València a finales del s. XIX: "A más de otras muchas banderas y Estandartes, tres son las que se guardan en el archivo municipal, y anuestro propósito hacen referencia.
1ª. La bandera llamada de la Conquista. Enlaces Externos
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